CUMBRE DEL CLIMA
La economía circular del carbono como solución al cambio climático: diálogo entre Carlos M. Duarte y William McDonough en el marco de la COP25
El profesor Carlos M. Duarte, ecólogo marino especializado en cambio climático, y el arquitecto estadounidense William McDonough, pionero del diseño sostenible, participaron este pasado lunes, 9 de diciembre, en un diálogo sobre “La economía circular del carbono”. El acto se enmarcó en el ciclo de encuentros sobre “La ciencia del cambio climático” organizado por la Fundación BBVA con motivo de la 25.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), que se está celebrando en Madrid. El vídeo completo del evento está disponible pinchando sobre el botón de ‘play’ en la imagen superior.
4 diciembre, 2019
Duarte y McDonough compartieron los resultados de su investigación conjunta sobre un nuevo marco sistemático concebido para afrontar con éxito la amenaza del calentamiento global. Su propuesta se basa en lo que podemos aprender del ciclo natural de carbono: cómo funciona y los mecanismos que han llevado a que este sistema sea capaz de mover cantidades enormes de carbono sin perturbar el sistema climático.
“El ciclo natural del carbono es el motor fundamental en la regulación de la biosfera que hace posible la vida”, explicó Duarte. “El funcionamiento de este ciclo depende de la abundancia de la vida, lo que podríamos denominar el capital natural”.
El desafío actual al que no enfrentamos es que la actividad humana ha perturbado este ciclo natural, como consecuencia de la emisión de los gases causantes del efecto invernadero, y por lo tanto es imprescindible encontrar la manera de volver a reequilibrarlo. “El carbono – el elemento – no es el enemigo”, señaló McDonough. “El cambio climático es el resultado de una ruptura en el ciclo natural de carbono que hemos provocado nosotros; es un fallo de diseño”.
“El ser humano creía que podía dominar la naturaleza, pero en realidad somos sus sirvientes, y lo que tenemos que hacer es aprender de la naturaleza para resolver nuestros problemas, en vez de destruirla”, dijo Duarte.
El problema fundamental al que nos enfrentamos, explicó McDonough, es que el exceso de CO2 y otros gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana convierten el carbono atmosférico en un material que se encuentra “en el lugar equivocado, a una dosis equivocada y con una duración equivocada”. En este sentido, el arquitecto estadounidense recalcó que “somos nosotros los que hemos transformado el carbono en algo tóxico”, comparable a la presencia de plomo en el agua que bebemos, pero no debemos olvidar que, si se mantiene en el lugar adecuado y en la cantidad correcta, “el carbono es un recurso y una herramienta” imprescindible en nuestro planeta.
Al fin y al cabo, tal y como recordó McDonough, el CO2 es un componente fundamental de la fotosíntesis, el proceso crucial para la capacidad de regeneración de la Tierra, el carbono del suelo garantiza la salud de los ecosistemas y, en definitiva, “los átomos de carbono son los ladrillos de la vida”.
El “nuevo lenguaje” del carbono
Por todo ello, tanto Duarte como el arquitecto estadounidense, que ha dedicado ya tres décadas de su carrera al diseño de edificios sostenibles, defendieron que en vez de “declararle la guerra” al carbono, la mejor estrategia para abordar el desafío del cambio climático es definir las maneras en las que este elemento se puede utilizar de formar segura, productiva y beneficiosa.
“Podemos aprender de la naturaleza e inspirarnos en ella para capturar el exceso de CO2 de la atmósfera”, aseguró Duarte. “Debemos convertir la naturaleza en el ‘nuevo capital’ que proporciona los ‘intereses’ fundamentales de los que depende la humanidad: aire puro y agua limpia, alimentos, recursos naturales, regulación climática, valores culturales y bienestar”.
El objetivo de este “nuevo lenguaje del carbono”, que expusieron ambos expertos en su diálogo, es preservar y optimizar los beneficios del ciclo natural de este elemento a través de una “economía circular” en la que tanto el diseño urbano como la industria y la agricultura sean sostenibles.
Según el arquitecto estadounidense, la idea es construir edificios que actúen como árboles y ciudades que funcionen como bosques, en el sentido de que sean “biológicamente activos” y no rompan el equilibrio del ciclo natural de carbono, a través del uso de energía solar, techos verdes y huertos urbanos, sistemas de reciclaje y purificación del agua y otras estrategias que ya se han ensayado con éxito en proyectos piloto impulsados por McDonough en EEUU, Alemania y Holanda.
“Tenemos que reconstruir el ‘capital natural’ que hemos perdido”, insistió Duarte, “mediante programas de reforestación a gran escala que permitan a los ecosistemas, tanto terrestres como marinos, recuperar su capacidad capturar el carbono de la atmósfera”.
“Necesitamos construir una ‘ecocivilización’ en la que todos los diseños – desde productos a edificios, ciudades y granjas – sean ‘carbono positivos’. Quizás tardemos un siglo en conseguir este objetivo, pero ese es el tiempo que tardamos en provocar el desastre en el que nos encontramos ahora. Cuanto antes empecemos, mejor”, concluyó McDonough.
En definitiva, la conversación entre el científico y el arquitecto dejó claro que el desafío al que nos enfrentamos es monumental, pero no insuperable. Como recordó Duarte, “cuando Kennedy anunció el plan de EEUU para viajar a la Luna, dijo que lo llevarían a cabo no porque era fácil, sino porque era difícil. No cabe duda de que afrontar el reto del cambio climático va a ser muy difícil, pero no es imposible, y es necesario”.