NOTICIA
La Fundación BBVA premia la conservación de los ecosistemas del sureste ibérico, la creación de espacios protegidos en México y la excelencia periodística de Caty Arévalo
En su XII edición, los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad reconocen a la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), al Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y a Caty Arévalo, corresponsal ambiental de la Agencia Efe.
15 septiembre, 2017
En un “momento histórico” en el que la ciencia ha demostrado que proteger la naturaleza es más urgente que nunca, la sociedad está siendo “sometida a mensajes desprovistos de veracidad y contrarios a la evidencia científica, en cuestiones medioambientales complejas”, según afirma el acta del jurado de la XII edición de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad. En este contexto, los galardones se han otorgado este año a dos actuaciones basadas en un sólido conocimiento científico, y que por ello han logrado resultados altamente efectivos, así como a una periodista ambiental cuyo trabajo da amplia difusión nacional e internacional a las fuentes más rigurosas y veraces en las ciencias del medio ambiente.
En la categoría de Actuaciones en España se ha reconocido a la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), “por su compromiso en la conservación de la biodiversidad” en una región ecológicamente única en Europa, pero sometida a fuertes presiones humanas: el litoral y prelitoral semiárido del Sureste de la Península Ibérica y en especial el Mar Menor.
El Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha sido premiado en la categoría de Actuaciones en Latinoamérica, “por trasladar eficazmente el conocimiento científico de excelencia a acciones de conservación particularmente significativas a través de políticas públicas”, señala el jurado.
En la categoría de Difusión y Sensibilización la ganadora ha sido la corresponsal ambiental de la Agencia Efe Caty Arévalo, “por la calidad y el rigor” de una labor informativa de alto impacto y a menudo anónima, dado que las agencias periodísticas generan contenidos por lo general sin firma que son recogidos por miles de medios de comunicación.
La protección de la naturaleza es una prioridad constante para la Fundación BBVA, que promueve tanto el conocimiento en ecología y biología de la conservación como las acciones conservacionistas fundamentadas en la evidencia científica, y también la indispensable sensibilización de la sociedad en este campo. En el momento actual, la gravedad de desafíos medioambientales como la pérdida de biodiversidad y el cambio climático contrasta con la postura de influyentes líderes políticos, que dan la espalda e incluso son antagónicos a la comunidad científica.
Esta paradoja hace más necesaria que nunca la labor de personas y organizaciones que logran resultados relevantes y perdurables en la protección de la naturaleza, como los ganadores de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad. Creados en 2004, estos galardones se estructuran en dos categorías para actuaciones en sendas áreas geográficas de muy alta biodiversidad: España y Latinoamérica; y una tercera categoría que premia la labor de difusión y sensibilización en este terreno tan fundamental para el futuro del planeta. El jurado de los premios, dotados con un total de 580.000 euros, está integrado por expertos científicos, comunicadores y representantes de ONGs (ver composición al final), que aportan así vivencias y perspectivas complementarias sobre la conservación de la naturaleza.
A lo largo de su historia, estos galardones se han concedido a entidades muy diversas, entre las que se encuentran grandes organizaciones ecologistas y naturalistas, como WWF y SEO/Birdlife; asociaciones enfocadas en una especie o género, como la Fundación Oso Pardo, el Programa para la Conservación de los Murciélagos en México y el Programa Ballena Franca Austral en Argentina; actuaciones sobre ecosistemas específicos, como el trabajo de la Fundación Global Nature en humedales; y entidades públicas cuya labor es esencial en la defensa de la naturaleza, como el SEPRONA o la Fiscalía de Medio Ambiente.
Actuaciones en España: ‘ANSE: protegiendo el Sureste semiárido’
La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) es la cuarta asociación ecologista más antigua de España. Nació en 1973 como iniciativa de un grupo de aficionados a las aves inicialmente reducido, que no tardó en crecer. Entre los antecedentes de la formación de ANSE están la entrada en vigor de la primera ley de protección de especies en España, y la toma de conciencia, por parte de los fundadores de la asociación, de la necesidad de un instrumento que instara a cumplir esta nueva norma.
“Era una época en que la población desconocía el enorme valor de la biodiversidad”, señala el geógrafo Pedro García Moreno, director de ANSE. Hoy el contexto ha cambiado, pero los ecosistemas semiáridos del Sureste peninsular siguen siendo, para García Moreno, paisajes poco reconocidos “a pesar de su gran valor ecológico”.
El ámbito principal de actuación de ANSE abarca Murcia, donde tiene su sede, Alicante y Almería. La escasez de lluvias, el régimen de vientos y la orografía generan en esa área un tipo de hábitat único en Europa. Sin embargo es también una de las regiones españolas donde más han aumentado la presión urbanística y el impacto de la agricultura y las infraestructuras. “Nuestro esfuerzo ha contribuido a proteger muchas áreas, a menudo frenando proyectos de urbanizaciones e infraestructuras costeras”, dice García Moreno, “pero la presión ha aumentado enormemente. Hay una frontera cada vez más diferenciada entre los espacios protegidos y los que no lo están”.
ANSE tiene unos 550 socios y colabora con decenas de voluntarios y con otras organizaciones. Lleva a cabo, entre otras acciones, campañas de protección de áreas naturales y especies amenazadas, control de contaminantes en fauna y flora, alerta de infracciones a las leyes de protección ambiental y estudio de ecosistemas, como el litoral, la huerta y los ríos. Una de sus acciones de restauración con flora autóctona ha contribuido a preservar los últimos arenales del Mar Menor, donde también se ha evitado la urbanización de espacios hoy protegidos. Otras campañas, mantenidas durante años, han redundado en la declaración de las reservas marinas de Cabo de Palos, hace más de dos décadas, y Cabo Tiñoso, en 2016.
Actuaciones en Latinoamérica: ‘Conservación de la diversidad biológica en México: Especies y Ecosistemas’
El Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inició en 1995 el programa que ahora reconoce este galardón, con el objetivo de desarrollar políticas públicas de conservación para el mayor número posible de especies y ecosistemas.
Los resultados de estas más de dos décadas de actuaciones se reflejan en la creación de 20 reservas que cubren millones de hectáreas, planes de gestión y protección de 30 especies en peligro de extinción como el jaguar, el bisonte, el perro de las praderas o el hurón de patas negras, iniciativas de colaboración con las poblaciones rurales, o el impulso de políticas públicas como la Norma Mexicana de Especies en Peligro y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
“Hacer ciencia básica muy sólida ha sido fundamental para lograr resultados. Lo que ha sido exclusivo de nuestro grupo de trabajo es que a partir de esta ciencia sólida hemos trabajado para responder a estos problemas en dos niveles: un gran esfuerzo para proteger tanto especies en peligro de extinción como ecosistemas”, explica Gerardo Ceballos, director del Laboratorio.
Entre estas iniciativas, destaca el desarrollo de la Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar. En 2016, el Laboratorio logró un acuerdo histórico con el Gobierno de México para crear reservas (de hasta 2,5 millones de hectáreas) y corredores biológicos para la protección de este felino, que paralelamente también contribuye a la de otras especies que dependen de su ecosistema. “Lo que me hace sentirme orgulloso es que, a partir de ciencia básica, hemos logrado hacer política pública y acciones de conservación”, afirma Ceballos. Tras conocer el fallo del jurado, ha declarado que “el premio es un enorme estímulo para seguir trabajando, y se trata de un gran impulso para que podamos concretar nuestros nuevos proyectos de una manera más rápida ante las autoridades”.
Difusión de Conocimiento y Sensibilización: Caty Arévalo
El jurado ha reconocido a Caty Arévalo, corresponsal medioambiental de la Agencia Efe, “por la calidad y rigor de su labor informativa” a lo largo de casi 20 años de dedicación a este campo del periodismo, un trabajo “especialmente relevante y necesario en un momento histórico en el que la sociedad, también en cuestiones medioambientales, está sometida a mensajes desprovistos de veracidad y contrarios a la evidencia científica”.
Arévalo inició su carrera profesional a finales de los 90 cubriendo la actualidad medioambiental en España para los informativos de las cadenas de radio Onda Cero y Cope, así como para el diario El Mundo, hasta que en 2002 se convirtió en la primera periodista especializada en biodiversidad y cambio climático en la historia de la agencia Efe. Desde entonces, ha cubierto para los más de mil medios de comunicación abonados al servicio de noticias de la agencia Efe todas las principales reuniones internacionales en el terreno medioambiental, como las cumbres del cambio climático y conservación de la biodiversidad de la ONU. Además, ha dedicado centenares de reportajes a analizar sobre el terreno graves problemas medioambientales, como las primeras poblaciones desplazadas por el cambio climático en Alaska y las comunidades indígenas afectadas por vertidos de petróleo en la Amazonía, con enfoques basados siempre en la mejor ciencia disponible.
Más allá de su trabajo como reportera, Arévalo fue una de las cofundadoras de EFEverde, la plataforma de periodismo medioambiental creada en 2009 por la agencia española que se ha convertido en una referencia informativa en los países de habla hispana. Además, a lo largo de toda su trayectoria, ha mantenido un contacto directo con los mejores expertos de la comunidad científica internacional en universidades como Oxford, Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), lo que le ha permitido conocer de primera mano algunas de las investigaciones más punteras en el terreno medioambiental. Por ello, el jurado ha destacado que “representa una nueva generación de periodistas formados en centros de excelencia internacionales”, que nutre sus informaciones con una permanente actualización del conocimiento científico más relevante.
“Cada día me enfrento a mi profesión convencida de que escribo sobre el tema más importante que afronta la humanidad: cómo el modelo de desarrollo imperante desde la segunda revolución industrial nos está llevando a un colapso, y si seremos capaces de darle la vuelta a tiempo para asegurar nuestra propia supervivencia”, ha declarado Arévalo tras conocer el fallo del jurado. Para la periodista galardonada, “en este momento de crisis planetaria coincidente en el tiempo con muy mal momento para el periodismo”, la concesión de este premio “tiene un gran valor porque reconoce una especialización que, pese a abordar los temas más cruciales para la humanidad, como el cambio climático, a menudo es despreciada cuando no suprimida en las redacciones”.
Jurado
El jurado de esta edición ha estado presidido por Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, y ha contado como vocales con Alberto Aguirre de Cárcer, director del diario ‘La Verdad de Murcia’; Araceli Acosta, coordinadora jefe de Medio Ambiente de ‘ABC Natural’; Carlos Montes, catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid; Eulalia Moreno, profesora de investigación en la Estación Experimental de Zonas Áridas, CSIC; Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España; Daniel Oro, profesor de investigación del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, CSIC-Universitat de les Illes Balears; Begoña Peco, catedrática de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid; Xavier Querol, profesor de investigación del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, CSIC; y Rafael Zardoya, profesor de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC.