XIV EDICIÓN DE LOS PREMIOS A LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD

FAPAS, Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad en España

FAPAS ha recibido el premio en la categoría de Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en España “por una actividad sostenida y sobre el terreno durante más de tres décadas con plena independencia en favor de las especies y los ecosistemas cantábricos”, según el jurado, que ha destacado especialmente “su contribución a la protección del oso pardo, las aves necrófagas, el lobo, el águila pescadora y la recuperación de polinizadores como las abejas”.

2 octubre, 2019

El Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad en España ha sido concedido al Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), por su proyecto FAPAS en acción. Más de 35 años conservando la biodiversidad. El galardón reconoce la amplia trayectoria de esta asociación nacida en Asturias en 1982, cuando un grupo de amigos se propusieron frenar la desaparición de poblaciones de buitres en los Picos de Europa, que aquel año descendían hasta un mínimo histórico de apenas ocho parejas. A lo largo de estas  casi cuatro décadas, FAPAS se ha convertido en una de las agrupaciones más activas en la conservación de las especies representativas de los ecosistemas cantábricos, algunas de ellas gravemente amenazadas, como el oso pardo y el urogallo. Los técnicos de FAPAS fueron además de los primeros en alertar de la desaparición de las abejas en la Cordillera Cantábrica, un fenómeno con graves consecuencias para la biodiversidad y la economía rural y hoy reconocido a escala global.

Para Roberto Hartasánchez, presidente de FAPAS, el premio supone no solo un reconocimiento a la labor realizada estos años, sino “un apoyo indispensable en un momento en que el movimiento ecologista está desapareciendo”, afirmaba ayer por teléfono tras conocer el fallo. “Las asociaciones ecologistas se han vuelto cada vez más dependientes del apoyo de las Administraciones. Nosotros hemos renunciado a toda clase de fondos públicos para mantener nuestra independencia, y este premio nos permite seguir así”.

FAPAS ha sido pionera en el uso de una herramienta de observación del medio natural que ha impulsado hallazgos con implicaciones para la conservación: el fototrampeo, o la instalación de cámaras fotográficas que se activan automáticamente cuando la fauna pasa ante su objetivo.

Por ejemplo, gracias a estas cámaras, que empezaron a instalar ya a principios de los noventa, FAPAS pudo documentar comportamientos animales poco conocidos, como la tendencia de los osos cantábricos a comer carroña. Este hallazgo les condujo a combatir la normativa europea que a mediados de la década de los 2000, por la enfermedad de las ‘vacas locas’ obligaba a retirar animales muertos del campo: “Fuimos a Europa a advertir de que la norma estaba poniendo en peligro a una especie ya amenazada, y ocurrió algo muy bonito, porque rectificaron”, relata Hartasánchez,

Lucha contra la caza furtiva

El hecho, lejos de ser una anécdota, afecta también a la convivencia de los osos con los humanos: “Al no poder comer carroña, los animales empezaron a buscar proteínas en las larvas de las colmenas, y volvimos a encontrarnos con conflictos entre el oso y los apicultores”, explica Hartasánchez. Ahora, gran parte de la actividad de FAPAS se orienta a sensibilizar a la población de los beneficios de volver a dejar carroña, algo que de nuevo es legal y que beneficia tanto a los depredadores –osos y también lobos– como a los apicultores –y ganaderos–.

FAPAS cuenta ahora con un centenar de cámaras automáticas que vigilan el territorio 24 horas al día. Generan miles de imágenes de interés científico y además son importantes en la lucha contra otra de las lacras denunciadas por FAPAS, la caza furtiva, actividad en la que detectan un aumento a lo largo de los últimos años.

Otro de los hitos en la trayectoria de FAPAS ha sido identificar el vínculo entre abejas y osos, a finales de los ochenta. Los técnicos de FAPAS relacionaron varios hechos: las quejas de apicultores que referían la muerte de sus abejas por causa desconocida; la ausencia de arándanos; y el aumento del ataque de osos a las colmenas. “Nos dimos cuenta de que si no había abejas no podía haber arándanos, que son alimento para los osos”, explica Hartasánchez. Ahora, una de sus actuaciones ha consistido en plantar más de 1.500 árboles frutales en zonas oseras, a la vez que han diseñado e instalado colmenas resistentes a los osos.

La abeja silvestre (Apis mellifera) es el principal agente polinizador del medio natural, un eslabón esencial de la producción de frutos en más del 80% de nuestras plantas con flores, pero hoy día depende totalmente del hombre para sobrevivir. Con su proyecto Colmenas para el oso, FAPAS ha instalado más de un millar de colmenas resistentes a osos en territorios oseros; ahora los osos acceden al alimento pero no destruyen las colmenas, que favorecen la polinización directa sobre la flora y la formación de nuevos enjambres de abejas.

FAPAS es también muy activa en la costa cantábrica. Uno de sus objetivos es potenciar la presencia del águila pescadora en los estuarios cantábricos, como especie representativa de un medio litoral bien conservado. Desde 2006, FAPAS trabaja a lo largo de toda la costa asturiana, donde se sabe que esta especie se reproducía en el pasado, poniendo en práctica medidas de conservación como la instalación de nidos y posaderos.