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NOTICIA

La Fundación BBVA premia la conservación del Oeste Ibérico, la protección de los bosques subtropicales de Paraguay y la labor divulgativa de la revista ‘Quercus’

La Fundación Naturaleza y Hombre, en la categoría de Actuaciones en España; la Fundación Moisés Bertoni para la Conservación de la Naturaleza de Paraguay, en Actuaciones en el Mundo; y Rafael Serra, José Antonio Montero y Miguel Miralles, los tres periodistas responsables de ‘Quercus’, la revista decana en conservación de la naturaleza España, en Difusión del Conocimiento y Sensibilización, han sido los galardonados en la XIII edición de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad.

2 octubre, 2018

Dos actuaciones de conservación extensas en el tiempo y que fomentan una relación humana sostenible con el entorno, beneficiosa tanto para la naturaleza como para sus pobladores, han sido  galardonadas en la XIII edición de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad.

En España, se premia la protección del Oeste Ibérico, un punto caliente de biodiversidad de más de dos millones de hectáreas de ecosistema mediterráneo. En la nueva categoría mundial de estos galardones, se reconocen las acciones llevadas a cabo en la región oriental del Paraguay para implicar a las comunidades locales, en especial a mujeres jóvenes, en la conservación del bosque subtropical. Finalmente, en la categoría de Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad, han sido premiados los tres periodistas responsables de Quercus, la revista decana de la conservación de la naturaleza en España.

El premio a las Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en España ha sido concedido a la Fundación Naturaleza y Hombre por su proyecto Oeste Ibérico: la conservación del Gran Ecosistema, “por su impacto regional y transfronterizo en la conservación de ecosistemas amenazados, así como de especies en peligro en una zona de la península especialmente rica en biodiversidad”, señala el acta. Se trata de una acción “emblemática en custodia y restauración del territorio” que destaca “por su carácter integrador del medio rural en la conservación del medio ambiente”.

El Premio Mundial Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad se instituye en esta edición, y se concede a la Fundación Moisés Bertoni para la Conservación de la Naturaleza de Paraguay, por el proyecto “Mbaracayú: Conservación, Educación de Mujeres, y Turismo Sostenible”. Según señala el acta del jurado, “en un contexto de rápida desaparición de los bosques subtropicales y húmedos, el proyecto destaca por su carácter innovador y su apuesta por la integración y capacitación de las comunidades locales, promoviendo especialmente la participación de las mujeres en la conservación de la biodiversidad”.

Los ganadores del premio a la Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad en España han sido los periodistas Rafael Serra, José Antonio Montero y Miguel Miralles, “por su labor continuada de divulgación de la naturaleza al frente de Quercus, revista decana en la conservación de la naturaleza en España”, afirma el acta. “En un contexto de grandes dificultades para las publicaciones especializadas en medio ambiente”, ha recalcado el jurado, “los periodistas de Quercus han ejercido de nexo para trasladar a la sociedad de manera rigurosa y accesible el trabajo de la comunidad científica y de las organizaciones dedicadas a la conservación de la biodiversidad”.

La protección de la naturaleza es una prioridad constante para la Fundación BBVA, que promueve tanto el conocimiento en ecología y biología de la conservación como las acciones conservacionistas fundamentadas en la evidencia científica, y también la indispensable sensibilización de la sociedad en este campo. La gravedad de la llamada “sexta gran extinción” a la que se enfrenta el planeta hace más necesaria que nunca la labor de personas y organizaciones que logran resultados relevantes y perdurables en la protección de la naturaleza, como los ganadores de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad.

Creados en 2004, estos galardones se estructuraban hasta ahora en dos categorías para actuaciones en España y Latinoamérica, pero en la presente edición esta última categoría se ha expandido para reconocer a proyectos de conservación en todo el resto del mundo, redoblando así el compromiso de la Fundación BBVA con la conservación de la biodiversidad a escala global. Finalmente, una tercera categoría premia la labor de difusión y sensibilización en este terreno tan fundamental para el futuro de la vida en la Tierra. El jurado de los premios, dotados con un total de 580.000 euros, está integrado por expertos científicos, comunicadores y representantes de ONGs (ver composición al final), que aportan así vivencias y perspectivas complementarias sobre la conservación de la naturaleza.

A lo largo de su historia, estos galardones se han concedido a entidades muy diversas, entre las que se encuentran grandes organizaciones ecologistas y naturalistas, como WWF y SEO/Birdlife; asociaciones enfocadas en una especie o género, como la Fundación Oso Pardo, el Programa para la Conservación de los Murciélagos en México y el Programa Ballena Franca Austral en Argentina; actuaciones sobre ecosistemas específicos, como el trabajo de la Fundación Global Nature en humedales; y entidades públicas cuya labor es esencial en la defensa de la naturaleza, como el SEPRONA o la Fiscalía de Medio Ambiente.

Actuaciones en España: Buscando el equilibrio en la dehesa

“La dehesa es un paisaje construido por el hombre a lo largo de los siglos”, describe Carlos Sánchez, presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre, que lleva desde 2003 desarrollando un proyecto que cubre unas 2,5 millones de hectáreas en las provincias de Salamanca, Cáceres y Zamora y en el centro de Portugal, y que alberga especies como el buitre negro  –1.000 parejas, casi la mitad de la población en España–, la cigüeña negra o el lince ibérico, y multitud de hábitats: dehesa de Quercus, bosques de ribera, cortados rocosos y estanques temporales mediterráneos, entre otros.

La región incluye muchas zonas protegidas a nivel europeo y estatal, pero Sánchez defiende una visión de conjunto que no olvide que la convivencia entre las especies naturales y el hombre “es un continuo” espacial y temporal. Uno de los principales retos es el envejecimiento y la despoblación: “Desde el punto de vista humano, el Oeste Ibérico es un espacio con escasa presencia de núcleos de población urbanos”, explica. “La densidad de población del conjunto no llega a los 20 habitantes por km2, con crecimiento negativo”. El riesgo del abandono del territorio se relaciona con un aumento de los desequilibrios, con algunas zonas donde la explotación intensiva del ganado crea problemas de gestión, mientras que en otras la ausencia de habitantes, y de mantenimiento, aumenta el riesgo de incendios forestales, por ejemplo.

El trabajo de La Fundación Naturaleza y Hombre “se orienta a la concienciación de los propietarios (municipales y privados), gestores directos del territorio, transmitiéndoles los valores de la dehesa ibérica y de la importancia de poner en práctica un modelo de desarrollo rural respetuoso con el territorio”. Uno de sus logros es la colaboración con los propietarios, realizando acciones en sus fincas (integrantes de un Club de Propietarios del Oeste Ibérico), minimizando los problemas ambientales asociados a las actividades agrícolas, ganaderas y cinegéticas: creación y restauración de charcas, rejuvenecimiento de la dehesa, mejora de bosques riparios, reducción de los efectos de la Seca, recuperación de hábitats de cigüeña negra, aportes de carroña en muladares para el buitre negro, mejora de recursos tráficos para el lince y la aprobación de nuevas Reservas de la Biosfera.

“El resultado de este intenso trabajo ha sido la puesta en marcha de un modelo que frena el abandono rural, poniendo en valor los recursos naturales de la dehesa, promocionando el uso de ganado asilvestrado, el turismo de la naturaleza y la lucha contra los incendios y el cambio climático”, señala Sánchez.

Actuaciones en el Mundo: La formación de mujeres promueve la conservación

El Proyecto Mbaracayú, de la Fundación Moisés Bertoni para la Conservación de la Naturaleza de Paraguay, se inició en 1991 en la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú, declarada en el 2000 por la UNESCO como Reserva Mundial de Biósfera –la primera en Paraguay–. La reserva es un remanente de bosque subtropical alto y húmedo muy afectado por la deforestación. Actualmente la Reserva Mbaracayú es “el área de Paraguay con mayor conocimiento científico en cuanto a la diversidad biológica, y uno de los sitios mejor conocidos en los ecosistemas que representa el Bosque Atlántico del Alto Paraná y el Cerrado”, explica la Fundación Moisés Bertoni.

El objetivo de esta institución o es “conservar y proteger la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú a perpetuidad”, promoviendo “el desarrollo sostenible” del área circundante. En este territorio viven 220 familias de la etnia Ache, la única comunidad indígena considerada pueblo ancestral del Bosque Mbaracayú y a la que se ha reconocido el derecho de utilizar la Reserva como lugar de recolección de frutas y cacería de animales, con armas tradicionales. Además, a través del turismo sostenible se ha promocionado su cultura, sus artesanías, y sus tradiciones.

También pueblan el área de influencia de la reserva 3.000 familias campesinas. La búsqueda de un equilibrio entre la acción humana y el bosque se ha basado en la puesta en marcha de actividades de seguridad alimentaria, enriquecimientos, reforestación y conservación de bosques, mejora de la producción animal y, muy especialmente, acciones formativas sobre conservación compatible con desarrollo destinadas sobre todo a mujeres jóvenes locales.

Entre 2009 y 2017 se han graduado en el Centro Educativo Mbaracayú unas 250 alumnas de escasos recursos procedentes de comunidades campesinas e indígenas, obteniendo su título en Bachiller Técnico en Ciencias Ambientales. “La educación de mujeres como agentes de cambio es fundamental para la conservación de biodiversidad y protección del bosque”, explica la Fundación Moisés Bertoni. “Estudios sociológicos demuestran que las mujeres con capacidad de tomar decisiones invierten en la familia, teniendo una alta incidencia en el bienestar de sus comunidades”.

Como explica Yan Speranza, director ejecutivo de esta organización, “en 30 años de trabajo hemos sido capaces de conservar íntegramente el más importante remanente de bosque virgen de uno de los ecosistemas más amenazados de la región, donde se han perdido más del 93% de los bosques originales”. Su enfoque entiende la conservación “no solo como protección, sino como parte de un modelo de desarrollo que también implica la creación de valor social y económico”, prosigue Speranza. “Esto implica un trabajo muy amplio fuera de la Reserva si buscamos conservar a perpetuidad el área protegida; es un proceso continuo y creativo de valor ambiental, social y económico en el territorio, integrando a los diferentes actores”.

Difusión y Sensibilización: ‘Quercus’, la revista decana en conservación

Desde el lanzamiento de su primer número hace ya casi cuatro décadas, en diciembre de 1981, la revista Quercus se convirtió en el medio de comunicación más influyente en el campo de la conservación de la biodiversidad en España, y hoy sigue manteniendo intacto su prestigio entre todos los amantes de la naturaleza. Tal y como ha destacado el jurado del premio, se trata sin lugar a dudas de “la revista decana” de la prensa ambiental en nuestro país. Cada mes, las páginas de Quercus resumen y divulgan con un lenguaje y estilo accesibles a un público muy amplio no sólo las investigaciones más recientes en ecología y biología de la conservación, basadas siempre en las fuentes científicas más rigurosas y fiables; además, sus secciones de actualidad nacional e internacional informan sobre el trabajo de todos los actores principales del mundo ambiental, desde las instituciones públicas hasta las organizaciones no gubernamentales, pasando por universidades y centros de investigación.

Para su director, Rafael Sierra, el subtítulo de la revista –Observación, estudio y defensa de la naturaleza– es lo que mejor define su línea editorial, y explica la clave de su éxito: “Es una mezcla de observación –es decir, gente que va al campo, ve algo curioso y nos lo envía-, estudio –publicamos artículos bastante sesudos sobre biología aplicada a la conservación, aunque siempre procuramos que sean muy divulgativos–, y finalmente defensa: un compromiso muy fuerte con la conservación de la naturaleza”. Tanto el rigor como la amenidad que caracterizan a Quercus –cualidades resaltadas por el jurado que les ha concedido el premio–  ha conseguido conquistar a un público muy fiel de lectores que se ha mantenido a lo largo de sus 37 años de vida, entre los que se encuentran tanto profesionales como aficionados al estudio de la naturaleza, técnicos y consultores, miembros de organizaciones conservacionistas, políticos y gestores relacionados con el medio ambiente, profesores y estudiantes universitarios, monitores de educación ambiental y cualquier persona que se interese por la flora, la fauna y los espacios naturales.

Para Serra, que lleva 30 años vinculado a la revista, la fidelidad de los lectores de Quercus se refleja en el insólito hecho de que la revista tiene “el mismo número suscriptores y de compradores de quiosco. “Es rarísimo que la mitad de los lectores de una revista especializada sean a la vez suscriptores, y ese es el cimiento más potente que tiene la publicación. Si no fuera por ellos, la revista sencillamente no existiría”. Serra resalta que se trata de “un público reducido pero muy fiel, que no ha dado todavía el salto a la digital, y siguen siendo unos románticos del papel”. El director de Quercus señala que “a pesar de que hemos avanzado mucho en la edición digital, e incluso contamos con nuestro propio quiosco virtual desde el que se puede descargar la publicación on line, la revista impresa sigue siendo el producto estrella”.

El jurado aplaude que Quercus haya mantenido su valiosa labor divulgadora “en un contexto de grandes dificultades para las publicaciones especializadas en medio ambiente”. Serra, de hecho, considera que la supervivencia de la revista se debe a su “empeño personal, e incluso la cabezonería” que comparte con los dos periodistas que también han recibido el premio: su redactor jefe, José Antonio Montero, que lleva casi 30 años en la revista, y su diseñador y coordinador, Miguel Miralles, que lleva ya dos décadas. Los tres galardonados no solo se ocupan de editar los contenidos de Quercus, sino que se convirtieron en socios y empresarios para hacerse cargo de la revista cuando en 2008, ante las embestidas de la crisis economía y la caída en picado de la publicidad, el anterior grupo propietario decidió abandonar el negocio editorial. “Nos dio mucho vértigo”, reconoce Serra, “pero la fidelidad de nuestros lectores nos ha mantenido hasta ahora”.

A pesar de las indudables dificultades a los que se enfrenta el sector periodístico en estos momentos, Serra es optimista de cara al futuro porque “el interés público en estos temas ha aumentado mucho en España”. El director de Quercus resalta que “en nuestro país tenemos una flora y una fauna excepcionales, y eso también se refleja en las publicaciones y prestigio de nuestros científicos. Nosotros tratamos de recoger todo eso y divulgarlo en un lenguaje accesible. Afortunadamente, en la sociedad ha empezado a calar que estos temas tienen una gran importancia”.

Jurado

El jurado de esta edición ha estado presidido por Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, y ha contado como vocales con Araceli Acosta, jefa de prensa del Ministerio para la Transición Ecológica; Alberto Aguirre de Cárcer, director del diario La Verdad de Murcia; Caty Arévalo, directora de comunicación del Ministerio para la Transición Ecológica; Marta Barluenga, científica titular del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC); Miguel B. Araújo, profesor de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC); Javier Benayas, profesor titular del Departamento de Ecología, Universidad Autónoma de Madrid; Marta Coll, investigadora en el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC); Juan Carlos del Olmo, secretario general de ADENA/WWF España; Jesús Muñoz, investigador científico del Real Jardín Botánico (CSIC); Josep Peñuelas, investigador principal de la Unidad de Ecología Global, Centro de Investigación Ecológica y de Aplicaciones Forestales (CSIC); y Antonio Vercher, Fiscal de Sala Coordinador de la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo.