CONTRIBUCIÓN
Durante casi un cuarto de siglo, Clemente Álvarez ha llevado el reto de la crisis ambiental a las portadas de los diarios en los que ha trabajado. Además de fundar cinco secciones de medio ambiente en periódicos nacionales y en televisiones internacionales, así como una revista especializada en el área, ha sido pionero en la difusión de la información medioambiental a través de las redes sociales y ha experimentado con diversos formatos en el periodismo digital. Incluso ha escrito cómics y participado tanto en obras teatrales como en exposiciones corales con temática medioambiental. Por todo ello, el jurado le ha galardonado con el Premio a la Difusión del Conocimiento y Sensibilización en la Conservación de la Biodiversidad en España.
«El reto medioambiental no es una cuestión para unos pocos: interesa y afecta a todo el mundo, aunque no le presten atención. Hay algo fundamental en la información ambiental: toda tiene que estar basada en la ciencia, en conocimiento validado, independientemente del formato, la temática, el canal o el medio. Hay que acercar las experiencias a la gente y conectar con el aspecto personal, pero siempre desde el rigor científico». Esa tarea de dar visibilidad al reto medioambiental es a la que se dedica, desde finales de los años noventa, Clemente Álvarez, actual responsable de la sección de Clima y Medio Ambiente del diario El País.
Hace casi un cuarto de siglo, Álvarez consiguió situar el cambio climático en el centro de la agenda pública, al llevarlo a la portada de un diario de tirada nacional, La Razón. El entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, se acababa de negar a respaldar el Protocolo de Kioto. Según el periodista galardonado, «lo más importante para conseguir la mayor difusión posible es tener realmente la intención de hacerlo, muchas veces no se llega porque realmente no se intenta». Es decir, que es importante la voluntad, la apuesta desde el propio medio, por darle relevancia a este tipo de información. Pero, además, recalca que «no se llama la atención de cualquier forma, y menos con la enorme competencia de cuestiones que están hoy en día captando el interés de la gente; hay que conseguir que dejen de mirar esa otra información para que se fijen en estas cuestiones, las medioambientales, que van a condicionar el futuro del planeta».
Álvarez comenzó su carrera en 1998 en la sección de Ecología de La Razón, haciendo hincapié en las dos principales facetas del reto medioambiental: la conservación de especies y ecosistemas y el cambio climático. «Es cierto –explica– que el cambio climático, debido a la urgencia, en ocasiones está restando protagonismo a la crisis de biodiversidad. Es importante recordar que ambas facetas están muy vinculadas; determinadas acciones contra el cambio climático podrían suponer una amenaza para la biodiversidad, como por ejemplo el empuje actual para aumentar la potencia de las energías renovables, si no se hace con cuidado. La información sobre ambas debe ir de la mano y se deben tomar las decisiones que sean positivas en todos los aspectos ambientales: no se trata solo de reducir emisiones, hay que tener también en cuenta la biodiversidad, el aspecto social y el económico».
Álvarez ha asistido a cinco cumbres del clima de la ONU (COP) y dado cobertura informativa de estas en los diferentes medios de comunicación en los que ha trabajado. Una de ellas, Copenhague 2009, le sirvió para volver a poner el reto medioambiental en la portada de los periódicos, en este caso del diario El País, para el que lleva colaborando desde 2004 y en el que coordina desde 2020 la sección que él mismo fundó, desde la cual impacta mensualmente en un millón de lectores: «Yo tengo la suerte –relata Álvarez– de que siempre he encontrado la voluntad de apostar por la información medioambiental en casi todos los medios en los que he trabajado. Y cuando no la he encontrado, me he ido y he fundado mi propio medio. Ahora en El País apuestan, desde luego, por el medio ambiente y el cambio climático, cuestiones en las que creen; hay espacio y hay recursos».
En sus más de dos décadas de labor periodística en medio ambiente, Álvarez ha participado en la creación de secciones especializadas en algunos de los principales periódicos generalistas: además de las ya mencionadas, sobresalen las de eldiario.es y el desaparecido portal de noticias Soitu, en el que destacó por una variedad de contenidos digitales innovadores. La innovación periodística y la creación de nuevos espacios y formatos narrativos ha sido una de las características del periodismo de Álvarez que ha resaltado el jurado en su acta, lo que en parte se debe a que su presencia en redes sociales se puede considerar pionera: «Retransmití –relata– una cumbre del clima a través de Twitter, en 140 caracteres. La mayoría de los periodistas estaban pegados a los teletipos o corriendo por los pasillos para poder estar al tanto de las muchísimas cosas que estaban pasando simultáneamente en distintos puntos, mientras que yo tenía abiertas las redes sociales y podía no solo saber lo que estaba ocurriendo en varios sitios a la vez, sino que tenía vídeos de las manifestaciones que había en un punto, las protestas que había en otro… Eso fue realmente novedoso. El rigor periodístico y contrastar las noticias es algo que no ha cambiado y que siempre será así, pero si de pronto hay unas herramientas para llegar a mucha más gente y poder hacer cosas diferentes, me parece que hay que probarlas y usarlas».
En 2014, en medio de la crisis económica, fundó, junto a otros dos periodistas ambientales (Sara Acosta y Álex Fernández) Ballena Blanca, una revista especializada centrada en la emergencia climática y la crisis de biodiversidad, desde la que tratan de encontrar nuevas narrativas, formatos y fórmulas de llegar a la audiencia. Este medio tiene hoy cerca de 1.500 socios y una sección digital en eldiario.es que supera los 200.000 usuarios únicos al mes.
Posteriormente fundó la sección de medio ambiente de Univision, uno de los principales canales de televisión de habla hispana en Estados Unidos, experiencia que desarrolló entre 2016 y 2018. Ya anteriormente había hecho incursiones en el medio televisivo: en 2013 fue guionista y presentador de La huella, un programa de sensibilización emitido en La 2 de TVE, en el que guiaba a familias para reducir su impacto ambiental. Todo este recorrido le vale el reconocimiento del jurado, que le considera merecedor del galardón «por su diferencial contribución a la información vinculada al medio ambiente desde el rigor» y por «representar una clara referencia del mejor periodismo ambiental en España».
Además de formatos puramente periodísticos, Clemente Álvarez tiene trabajos destacados en otras disciplinas de la creación, como el cómic –con Cuaderno de campo de una vida en Doñana (2019), sobre la vida de Miguel Delibes de Castro, del que escribió el guion–, el teatro o exposiciones colectivas. «Hay que buscar caminos distintos y probar cosas nuevas –resalta –, ya sea en el contenido, en el lenguaje o en el propio formato. Si llama la atención del público y puede servir para fijar en su cabeza la información, lo pruebo. Algunas funcionan y otras no. Una de las que más he disfrutado personalmente es la de poder subir a un escenario teatral a contar al público una historia real que ha sido el contenido de un reportaje».
Para Álvarez, el reto medioambiental es necesario abordarlo desde múltiples planos y ángulos: desde el peligro de extinción de una especie local a los grandes problemas globales, como la deforestación, la desertificación o la sequía. Sin embargo, considera que no es necesario, ni a veces recomendable, ir muy lejos para encontrar esas historias que merecen atención: «Siempre ha habido mucha propensión a fijarse en selvas lejanas y lugares exóticos, pero es fundamental la labor del periodista para acercar los grandes temas a la vida cotidiana del lector. No se trata solo de mostrar algo que tenga impacto en un lugar remoto, sino de hacer ver que eso te puede llegar a afectar».
Para Álvarez es una excelente noticia que la información medioambiental esté ganando espacio en los medios de comunicación en estos últimos años, ya que considera que «se están tomando muchas decisiones que van a cambiar aspectos fundamentales de nuestra vida cotidiana, cómo nos movemos, comemos o vestimos. El periodista se ha de mantener al margen, pero, ante esta emergencia, lo que tiene que hacer es transmitir, de manera objetiva e imparcial, que es necesario actuar ya, porque los científicos urgen a ello».